domingo, 18 de mayo de 2014

Don Álvaro o la fuerza del sino: Monólogo de Don Álvaro (jornada III)



imagen: http://octavaplanta.es/2012/05/don-alvaro-o-la-fuerza-del-sino/


La jornada se desarolla en Veletri en Italia. En esta jornada aparece el monólogo de Don Álvaro que es muy pesimista. Don Álvaro es vestido de capitán militar que sabemos gracias a las acotaciones:

El teatro representa una selva muy oscura. Aparece al fondo DON ÁLVARO, solo, vestido de capitán de granaderos, se acerca lentamente, y dice con gran agitación.

En este monólogo Don Álvaro expresa sus sentimientos. Su idea de la vida es muy pesimista, se queja del destino. Para él, la vida es un sufrimiento constante.

¡Qué carga tan insufrible
es el ambiente vital
para el mezquino mortal
que nace en signo terrible!



Adamás, aparece un contraste entre el concepto de la vida. Así que cuando la gente es feliz, su
vida parece pasar demasiado rápido. Por otra parte, aunque Don Álvaro es conciente de que la
vida es breve, su sufrimiento causa que para él la vida parezca alargarse.
Esto se presenta en los siguientes versos:

¡Qué eternidad tan horrible

la breve vida! Este mundo,

¡qué calabozo profundo

para el hombre desdichado

a quien mira el cielo airado

con su ceño furibundo!

Parece, sí, que a medida

que es más dura y más amarga,

más extiende, más alarga

el destino nuestra vida.

Si nos está concedida

sólo para padecer,

y debe muy breve ser

la del feliz, como en pena

de que su objeto no llena,

¡terrible cosa es nacer!



Don Álvaro se encuentra en un estado muy depresivo. Dice que a las personas felices, la muerte nunca llega deseada. Sin embargo, a causa de su sufrimiento, la muerte es la única cosa que él desea. En los siguientes versos Don Álvaro se refiere a la búsqueda de la muerte y la incapacidad de encontrarla:

Al que tranquilo, gozoso,

vive entre aplausos y honores,

y de inocentes amores

apura el cáliz sabroso;

cuando es más fuerte y brioso,

la muerte sus dichas huella,

sus venturas atropella;

y yo, que infelice soy,

yo, que buscándola voy,

no pudo encontrar con ella.


Además, Don Álvaro dice que su desdicha es permamente desde el día de su nacimiento. La excepción fue un solo día en el que estaba dichoso:

pues cuando infeliz nací,

nací para envejecer?

Si aquel día de placer

(que uno solo he disfrutado),

Fortuna hubiese fijado,

¡cuán pronto muerte precoz

con su guadaña feroz

mi cuello hubiera segado!




Don Álvaro subraya la fugacidad de este día que se escapó tan pronto de sus manos. Es decir, el día en el que tenía que separarse de su amada Doña Leonor. El protagonista dice que sin ella su existencia no tiene sentido. Por eso, decidió huir a Italia para morir en la guerra con un nombre falso.
Al final aparece una ironía de la imagen del protagonista. La gente lo considera como un hombre de gran bravura mientras que él dice que no tiene valor para resistir su desgracia y quiere que la muerte llegue para poner fin a su sufrimiento.

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