jueves, 26 de junio de 2014

Los niños perdidos: el poder y la violencia, parte II


En la última entrada he mencionado algunos elementos violentos que aparecen el la obra de Laila Ripoll Los niños perdidos. 
 
Aparte de esto, me parece muy importante mencionar un incidente con los aviones alemanes. Así que, los niños empiezan a jugar improvisando el teatrillo. Aparece también una muñeca de porcelana vestida con camisa azul y boina roja que simboliza a una figura falangista. Su juego se acaba cuando Cucachica destruye la muñeca y Lázaro se pone a llorar encerrándose en el armario. En este momento se oye el sonido de aviones que provoca mucho miedo en los niños. Se quedan paralizados y gritan: “¡Los alemanes! ¡Son los alemanes!” Los aviones empiezan a bombardear y ellos se tiran al suelo. Se escuchan también voces y gritos de la gente. Este incidente causa que los niños se ponen asustados y lloran. Quieren huir, pero Tuso es el único de ellos que puede hacerlo. Otros niños le piden con lágrimas en sus ojos que no vaya y al final Tuso decide quedarse.

 

Cuando Tuso cuenta su historia sobre los hombres que le tiraron al río, los niños empiezan a hablar sobre el mal tratamiento que encontraron en su vida. Cucachica dice que le metieron en un tren y cuenta su triste experiencia cuando estaba encerrado en un tren con otros niños durante mucho tiempo casi sin comer ni beber. En aquel tiempo, Cucachica vio a un sufrimiento y la muerte de muchos niños que estaban allí.

Al final de la obra, Lázaro empieza a darse cuenta de que la monja está muerta y que es solo su fantasma. Y lo más sorprendente es que al final se descubre que en realidad nada es lo que parece. Se descubre que es Tuso que imita a la monja que ya está muerta (Tuso grita: “!La he visto! ¡Estaba ahí, en la puerta, igualita que cuando se despeñó por la escalera!”). Después, Tuso admite que él mismo la mató. Además, resulta que solo Tuso está vivo, otros niños fueron matados por la monja. Toda la historia entonces, es un recuerdo de Tuso.

Lázaro: No existimos ninguno, sólo estamos en la cabeza del Tuso.
Marqués: ¡Qué tontería!
Lázaro: ¿No te das cuenta? Sólo existimos en su memoria.
Cuca: ¿De verdad?
Lázaro: De verdad.
Cuca: Pues entonces ya no tengo miedo.

La obra termina cuando Tuso abre la puerta para que otros se vayan. Desde el exterior entra una luz hacia que los niños se dirigen.

imagen: http://www.diariodeavila.es/noticia/Z577333F7-0BBA-C047-2B6F5E5796CE5EF2/20120512/obra/ni%C3%B1os/perdidos/abre/fase/concurso/certamen/lagasca

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